La plataforma sabe que su mercancía puede ser falsa, pero quiere ganar comisiones, así que hace una declaración y piensa que está exento de responsabilidad, no dice nada. El gran comerciante sabe que puede haber mercancía que no está en el índice oficial, pero quiere vender, así que tampoco dice nada. Los pequeños inversores abren el sitio web, ven que el precio mínimo es más bajo que ayer en el mercado extrabursátil, pensando que hoy es temprano, y aún pueden hacer que los amigos del grupo que se retrasaron en vender también se queden callados. Al final, parece que a nadie le importa la autenticidad de la mercancía, porque hablar significaría ser criticado.
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