Soy muy franco, pero también profundamente cínico. No siento que tenga representación. Veo a los dos partidos como una repugnante farsa tribal que distrae e infecta a la gente, dándoles la ilusión de contraste a través de la guerra narrativa, pero con muy pocas oportunidades de promulgar un cambio duradero. Por eso soy tan hipercrítico. No tengo ningún amor por Biden ni por Trump ni por ningún otro político. Creo que es importante compartir esto porque últimamente he estado haciendo más tuits políticos. Espero hacer menos de ellos a medida que nos alejemos del espectáculo de mierda previo a la inauguración, pero los últimos días no me están dando mucha confianza en ese sentido.
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