No puedo pensar en ninguna figura pública cuyo trabajo haya significado más para mí que el de John MacArthur. No puedo pensar en ningún ministerio que haya moldeado mi vida de maneras más significativas que Grace to You. Al igual que millones de otros cristianos en todo el mundo, su enseñanza diaria se convirtió en el telón de fondo de las tareas domésticas mundanas, largos viajes en coche y noches sin dormir. Sus libros, los primeros recursos a los que recurrí al enfrentar una crisis o prueba en mi vida. Para ser sincero, esto se siente un poco como perder a un padre. Tuve la alegría de entrevistarlo y corresponder con él en ocasiones, y cuando se enteró de que tenía cáncer, me envió un mensaje de gran aliento. No puedo evitar sentir que hemos visto pasar a los últimos grandes leones de este mundo. Pero sé, como me enseñó el Pastor John, que el Señor no se deja sin testigo. Y levantará a más maestros como Johnny Mac, como solía llamarlo su querido amigo, RC Sproul, otro de los grandes leones. Y en esa nota, sonrío al imaginarme a los dos reunidos. Su adherencia a la sana doctrina nunca flaqueó. Ya sea predicando desde su púlpito o en el set con Larry King, nunca diluyó la verdad de las Escrituras. Te agradezco, Señor, tanto por su legado y que ahora tiene la plena alegría de su salvación. Bien hecho, buen y fiel siervo.