Desde 2010, he estado en un camino que va desde los roboadvisors hasta el arte neural, pasando por las finanzas cripto y los agentes de IA autónomos. A dónde vamos es inevitable. Cada ola se basa en la anterior. Cada iteración se vuelve más poderosa. No se trataba de automatizar asesores financieros ni de reemplazar a los artistas humanos ni de hacer mejor el servicio al cliente ni de lanzar tokens para foros de Internet. Se trataba de conectar la suma de las partes con el todo. Estamos en la era de la economía de las máquinas.
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