El grado en que Obama y los altos miembros de su administración interfirieron en las elecciones de 2016 y 2020 es órdenes de magnitud peor que cualquier cosa que Rusia o China podrían haber soñado lograr. Desafortunadamente, los medios de comunicación tradicionales, que fueron engañados o cómplices en promover la farsa de la colusión rusa, continuarán encubriendo a sus amigos. Deberían disculparse y devolver sus Premios Pulitzer.
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