Una decisión desastrosa, apresurada, arrogante y política de Netanyahu y el gabinete en marzo para detener la ayuda a Gaza dictó una política destructiva que duró cuatro meses, involucró la comisión de crímenes de guerra, llevó a la muerte de cientos de palestinos inocentes y sumió a Israel en una crisis internacional sin precedentes. El cambio ahora es demasiado tarde.
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