Era obvio si mirabas cualquier tipo de datos (estadísticas de usuarios, empresas creadas, persistencia de proyectos y el hecho de que la industria había sobrevivido a 2-3 burbujas) que las criptomonedas iban a ser una parte persistente de la economía para 2021. La única pregunta era si la integración de las mismas sería fluida con el tiempo y con un ajuste regulatorio apropiado en etapas o si habría un esfuerzo final fallido por cercarlas o matarlas seguido de su total irrupción en el resto de la economía. Debido a la arrogancia de algunas personas, principalmente en la administración Biden, nos hemos visto forzados a seguir el camino peor de los dos. Sería bueno que los responsables de políticas dejaran de escuchar, y mucho menos de elevar, las voces que intentaron llevar a cabo uno de los esfuerzos políticos más destructivos en términos de políticas, política y seguridad del consumidor en generaciones.