El ciclo siempre se repite en la cadena. La liquidez se agota, las vibras cambian, y solo las bolsas fuertes sobreviven. Entonces, de la nada... emergen las lunas lentas. La verdad es: nadie sabe realmente cuándo vender. Se trata de cuánto dolor puedes soportar, cuán profunda es tu convicción y cuán bueno eres jugando con la narrativa. Esto no es solo trading. Es guerra. Te golpean. Pierdes. Pero cada L te hace más fuerte; más comprometido para la próxima victoria.
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