Esto es pura fantasía. La mitad del país rechaza la visión explícita que los Padres Fundadores de América tenían para este país. Rechazan la Declaración. Rechazan la Constitución. Y rechazan al pueblo estadounidense hasta el punto de presumir abiertamente de sus planes para reemplazar a los estadounidenses con extranjeros que odian esta nación. Y, sin embargo, ahora se supone que debemos pretender que la mención ocasional de un credo—un credo que será explícitamente rechazado justo después de que se seque la tinta en el papel de ciudadanía—hace a un extranjero que odia a América más estadounidense que alguien cuya familia construyó el país y murió para preservarlo? Que se arruinen con esa tontería. No te atrevas a menospreciar los sacrificios de nuestros Fundadores y de cada persona que vino después de ellos y antes que tú, cuyo sangre, sudor y lágrimas allanaron el camino para que tu familia viniera aquí. No minimices los esfuerzos de los constructores del hogar que ahora reclamas como tuyo. Es un acto de derecho, arrogante y absurdo. Lo que espero de los nuevos ciudadanos estadounidenses que no hicieron absolutamente nada para esculpir esta nación a partir de la tierra es nada menos que una reverencia y gratitud eternas por los sacrificios requeridos para establecer este país y por los hombres que los hicieron. No puedes cortar cada peldaño debajo de ti mientras afirmas amar la escalera que te llevó a la cima o a los hombres que la diseñaron y construyeron.