El próximo conflicto entre grandes potencias ya ha comenzado y Estados Unidos no está preparado. China utiliza el comercio, la tecnología y la producción como armas para capturar las cadenas de suministro y dominar las tecnologías críticas, al tiempo que socava las industrias estadounidenses. Para liderar, debemos realinear el capitalismo con el propósito nacional: reconstruir la industria, modernizar la defensa e invertir en los sectores que determinan el poder: semirremolques, construcción naval, energía e inteligencia artificial. En esta nueva era de conflictos, la producción es poder y las sociedades libres ganan cuando los constructores lideran.
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