Candace Parker ha dejado una marca indeleble en Los Angeles Sparks, no solo como una de las mejores jugadoras que jamás haya pisado la cancha, sino como una verdadera embajadora de nuestra franquicia y del baloncesto femenino en general. A partir de su llegada a la Ciudad de los Ángeles en 2008, no solo estuvo a la altura de las expectativas puestas en ella como dos veces Jugadora de Baloncesto del Año de Gatorade y Campeona Nacional de la NCAA, sino que las superó con creces. Su habilidad incomparable, su impulso implacable y su liderazgo elevaron a las Sparks a nuevas alturas y establecieron un nuevo estándar de grandeza. Candace es la mejor jugadora versátil que jamás haya jugado en la WNBA. Su legado es inconmensurable: redefinió la excelencia, fue campeona en la cancha y para la comunidad de Los Ángeles e inspiró a innumerables fanáticos y futuras generaciones de atletas. Muy pocos campeones llegan a ver su camiseta colgada de las vigas en esta ciudad. Retirar la camiseta número 3 de Candace no es solo una celebración de su extraordinaria carrera, sino un tributo a la huella duradera que ha dejado en esta organización, la WNBA y la ciudad de Los Ángeles. Siempre será parte de la familia Sparks.