Internet no se perdió de la noche a la mañana. Poco a poco fue absorbido por plataformas que extrajeron valor y centralizaron el poder. Los usuarios se convirtieron en productos. Los creadores se convirtieron en inquilinos. Los desarrolladores se convirtieron en mano de obra. Pero hoy, está surgiendo una nueva base, y esta vez, es la nuestra.
Durante décadas, construimos comunidades en línea en plataformas que dictaban las reglas y capturaban el lado positivo. Ese modelo se está rompiendo. Con las cadenas de aplicaciones, las comunidades ahora controlan su infraestructura, definen cómo fluye el valor y gobiernan sus redes desde cero.
Las cadenas de aplicaciones brindan a los desarrolladores y sus comunidades las herramientas para construir sistemas soberanos. No solo aplicaciones en la cadena de otra persona, sino redes de pila completa, programadas para reflejar sus valores, objetivos y gobernanza. No es teórico. Está ocurriendo.
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