Una "Declaración de Derechos Británica" es una idea terrible. Uno de los principales problemas que tenemos es que hemos estado pidiendo a los jueces que hagan juicios de valor, que pertenecen a la arena política, no a juicios legales. Esto es estructural y de gran alcance, por ejemplo, nuestro desastre de política energética se ve afectado de manera similar. No se puede resolver con una redacción "más estricta" o "haciéndolo británico". Deberíamos volver a la norma constitucional británica anterior a 1997, el asilo y la inmigración son juicios políticos, no juicios legales. El poder debe volver al Parlamento.