Mitt Romney, a estas alturas, ha adoptado prácticamente todas las posiciones sobre todos los temas que un ser humano puede adoptar. Fue un republicano liberal cuando fue gobernador de Massachusetts, conservador cuando se presentó a la presidencia, fue el eterno Never Trump en 2016, fue pro-Trump cuando se presentó al Senado, luego marchó en mítines de BLM y volvió a ser anti-Trump. El tipo es simplemente el máximo fanfarronero político que dice o hace lo que le hace relevante políticamente en cada momento.