Cuarenta años de ciclo, Japón vuelve a convertirse en el saco de sangre de Estados Unidos. Observando los detalles del acuerdo comercial entre EE. UU. y Japón: 1) Japón establece un fondo de 550 mil millones de dólares, la inversión del fondo está liderada por EE. UU., y EE. UU. se queda con el noventa por ciento de las ganancias; 2) Los aranceles se reducen al 15%, pero cada 12 meses se revisarán bajo la dirección de EE. UU. Se observará si Japón cumple con sus compromisos, y si no alcanza los estándares, se revertirá al 25%; 3) Se abrirán las importaciones de arroz de EE. UU., comprando 8 mil millones de dólares en productos agrícolas estadounidenses; 4) Se abrirá el mercado a automóviles, productos industriales y de consumo de EE. UU. (la arteria más vital de Japón), comprometiéndose a comprar 100 aviones Boeing y miles de millones de dólares en adquisiciones de armas. Desde la perspectiva de 2025, ¿cómo se siente mirar hacia atrás a 1985? No se puede negar que las condiciones de este acuerdo comercial entre EE. UU. y Japón son muy superiores a las del acuerdo de Plaza de aquel entonces. Solo se puede decir que desde Reagan hasta Trump, cuarenta años de ciclo. Igualmente, habiendo pasado por una gran inflación histórica, con el mismo partido republicano arrasando en las elecciones, y en el mismo período de máxima tensión geopolítica entre el número uno y el número dos. El hermano mayor vuelve a extraer sangre del hermano menor, solo que esta vez el hermano menor que suministra sangre será más.