Cada vez que voy al gimnasio, sin importar la hora o el día, hay una mujer mayor, extremadamente delgada, en la máquina de step, vestida completamente con ropa de entrenamiento y con un gorro, sudando a mares y esforzándose al máximo. Siempre está allí antes que yo y sigue entrenando cuando me voy. No es mi lugar decir nada, pero no puedo evitar preocuparme por ella.
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