Ser estudiante de un gurú es una forma de compras espirituales, obtener conocimiento aquí y allá, como una abeja, saltando de flor en flor. Ser discípulo es una relación para toda la vida. Es difícil establecerlo y casi imposible romperlo. Es como un matrimonio, pero un nivel más alto y puramente basado en el espíritu. Si tal relación termina siendo de tipo sexual, entonces tanto el gurú como el discípulo han arruinado toda la progresión.
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