El acuerdo comercial de la UE con Estados Unidos, si se implementa como se anuncia, es el resultado menos malo disponible para el bloque entre las opciones que realmente están sobre la mesa. Un enfoque más sólido habría requerido que los estados miembros estuvieran unidos, preparados para absorber el dolor y hacer retroceder el cabildeo de la industria. De lo contrario, la retórica y el discurso duro son solo palabras. La realidad es que las capitales de la UE simplemente no querían entrar en una guerra comercial con Donald Trump