Cada vez que hay un gran giro en la vida, viene acompañado de un golpe devastador; el destino parece empujarte hacia el abismo, destruyendo tu fe y desafiando tu comprensión. Sin embargo, es precisamente esta dolorosa reconfiguración la que te transforma por completo. Cuando caigas al fondo, no te apresures a rendirte, porque el momento de romper el capullo y convertirte en mariposa a menudo es cuando el destino llega silenciosamente.
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