Creo que la forma más efectiva de neutralizar la influencia de los líderes con trastorno de personalidad narcisista (NPD) no es confrontarlos directamente. Hacerlo a menudo juega a su favor. En cambio, la clave es construir modelos psicológicos precisos y de alta resolución de su dinámica interna (cómo piensan, qué temen, cómo responden bajo presión) y usar estos modelos para predecir con precisión su comportamiento futuro. Una vez construidos, estos modelos deberían compartirse con una audiencia cuidadosamente seleccionada: el 1% superior de las personas más inteligentes, educadas y epistemológicamente cuidadosas. Estas son las personas cuyos modelos mentales moldean la trayectoria a largo plazo de la civilización. Si yo fuera el presidente de un país, mi enfoque hacia la diplomacia se apartaría drásticamente de las normas convencionales. En lugar de participar en exhibiciones performativas de poder o adulación, encargaría y publicaría perfiles psicológicos detallados e imparciales de los líderes mundiales... especialmente aquellos que exhiben rasgos de trastornos de personalidad. Estos perfiles estarían fundamentados en datos de comportamiento, declaraciones públicas y privadas, y patrones psicológicos conocidos, y se utilizarían no para demonizar, sino para informar. Por ejemplo, imagina una situación en la que un autócrata extranjero responde constantemente a desaires percibidos con reacciones erráticas, sanciones o amenazas militares. En lugar de escalar, mi administración publicaría preventivamente un perfil explicando cómo este comportamiento se relaciona con un patrón conocido de NPD: defensas del ego frágiles, mantenimiento crónico de la imagen, visión del mundo de suma cero y un intenso miedo a la humillación. Mostraríamos, en términos predictivos, lo que es probable que haga una persona así en respuesta a estímulos específicos, y cómo evitar provocaciones innecesarias mientras se defienden los derechos humanos y las normas internacionales. El objetivo no sería ridiculizar o atacar, sino desmitificar: dar a la élite epistémica una comprensión compartida y basada en la realidad de lo que realmente está sucediendo bajo la superficie, y qué curso de acción es más probable que prevenga una catástrofe. Con el tiempo, este método podría fomentar una especie de inmunidad cognitiva colectiva contra la manipulación impulsada por la personalidad en el escenario geopolítico. Esta estrategia no depende de jugar los mismos juegos sociales que los líderes de NPD. Se basa en romper la cuarta pared e invitar a las mentes más brillantes de la sala a salir completamente del drama.
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