Pensamientos..... La disciplina no es una virtud que poseemos, es una consecuencia de lo que nos posee. No despertamos con fuerza; somos impulsados hacia adelante por un propósito. Y solo un propósito lo suficientemente fuerte puede obligarnos a formar el hábito de hacer lo que preferiríamos evitar. No fracasamos porque seamos débiles, fracasamos porque la cosa que decimos que queremos no pesa lo suficiente como para movernos a través de las cosas que no queremos. La tarea rara vez es el problema, la ausencia de un porqué convincente lo es. Hay una prueba simple para esto. Si tu propósito no puede hacer que hagas las cosas que no te gustan, entonces no es un propósito lo suficientemente fuerte. Porque la incómoda verdad es esta: es más fácil adaptarnos a las dificultades de una vida pobre que adaptarnos a las dificultades de crear una mejor. Y lo hacemos todo el tiempo. Toleramos trabajos que nos agotan, relaciones que nos adormecen, patrones que nos encojen.... no porque preferimos el dolor, sino porque preferimos el dolor familiar. Nos privaremos de cosas que deseamos profundamente solo para evitar cosas que nos desagradan levemente. Esto es lo que expone la verdadera fuente de nuestra inacción: no una falta de fuerza de voluntad, sino una falta de gravedad en el objetivo. Cuando el propósito es lo suficientemente pesado, arrastra la disciplina detrás de él. Pero cuando el propósito es ligero, incluso la resistencia más pequeña se vuelve demasiado. No estás sostenido por la voluntad... estás sostenido por el porqué.