Hablaba con mi amigo hace unos días sobre la diversión dentro de los productos. En esencia, la mayoría de las personas que construyen para el consumidor cometen estos errores cardinales (al menos uno, si no más): – olvidan por completo la diversión, y el producto se vuelve demasiado serio – borran toda opinión que oculta su propia esencia Estos son errores porque los mejores productos iniciales siempre deberían ser personales. Deberían ser extraños. Deberían ser específicos. Deberían filtrar el gusto del fundador, sus bromas, sus obsesiones, incluso su trauma. Si eso falta, lo que has creado no es un producto. Es una especie de lienzo vacío donde otros tienen que hacer todo el trabajo.
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