*Un mes antes de su 95 cumpleaños, Patricia Routledge escribió algo que aún resuena suavemente:* **“Voy a cumplir 95 este próximo lunes. En mis años más jóvenes, a menudo estaba llena de preocupaciones — preocupaciones de que no era lo suficientemente buena, de que nadie me volvería a elegir, de que no cumpliría con las esperanzas de mi madre. Pero estos días comienzan en paz y terminan en gratitud.”** Mi vida no tomó forma hasta mis cuarenta. Había trabajado de manera constante — en escenarios provinciales, en obras de radio, en producciones del West End — pero a menudo me sentía a la deriva, como si estuviera buscando un hogar dentro de mí que aún no había encontrado. A los 50, acepté un papel en televisión con el que muchos más tarde me asociarían — Hyacinth Bucket, de Keeping Up Appearances. Pensé que sería un pequeño papel en una serie pequeña. Nunca imaginé que me llevaría a las salas de estar y corazones de las personas de todo el mundo. Y, sinceramente, ese papel me enseñó a aceptar mis propias peculiaridades. Sanó algo en mí. A los 60, comencé a aprender italiano — no por trabajo, sino para poder cantar ópera en su idioma nativo. También aprendí a vivir sola sin sentirme sola. Leía poesía en voz alta cada noche, no para perfeccionar mi dicción, sino para calmar mi alma. A los 70, regresé al escenario shakespeariano — algo de lo que una vez creí que había pasado la edad. Pero esta vez, no tenía nada que demostrar. Estuve sobre esas tablas con quietud, y el público lo sintió. Ya no estaba actuando. Simplemente estaba siendo. A los 80, comencé a pintar acuarelas. Pinté flores de mi jardín, viejos sombreros de mi juventud y rostros que recordaba del metro de Londres. Cada pintura era un recuerdo silencioso hecho visible. Ahora, a los 95, escribo cartas a mano. Estoy aprendiendo a hacer pan de centeno. Sigo respirando profundamente cada mañana. Sigo adorando la risa — aunque ya no intento hacer reír a nadie. Amo el silencio más que nunca. **Escribo esto para decirte algo simple:** **Envejecer no es el acto final. Puede ser el capítulo más exquisito — si te dejas florecer de nuevo.** Deja que estos años que vienen sean tus *años de tesoro*. No necesitas ser famosa. No necesitas ser perfecta. Solo necesitas presentarte — completamente — para la vida que aún es tuya. *Con amor y ternura,* — Patricia Routledge
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