Si piensas demasiado, es porque rara vez sientes tus emociones. Pensar demasiado es un mecanismo de protección que le permite evitar confrontar emociones que pueden hacer que se sienta incómodo, doloroso o vulnerable. Constantemente recorrerás un sinfín de pensamientos, analizando cada evento, recordando repetidamente el pasado o imaginando escenarios futuros para escapar de enfrentar el dolor y la incomodidad en tu corazón. Pero el pensamiento constante no resuelve el problema, sino que conduce a más ansiedad, estrés y sentimientos de alienación. Porque no todo necesita ser resuelto, algunas cosas solo necesitan ser sentidas. Contra lo que luchas, lo hay. Tus emociones no son tus enemigos, enfréntalas y abrázalas para dejarlas ir por completo.
20.55K